La villa de Saldaña de Burgos, muy próxima a la capital, es una pequeña población situada a la vera de un camino que sería con el tiempo uno de los nervios principales de comunicación en España. Este movimiento viario generó entre los primitivos vecinos una atracción que les llevó al borde del camino naciendo así el barrio Las Ventas de Saldaña, dedicado en un principio al servicio de los viandantes, mientras el núcleo de población se dedicaba a la agricultura. Saldaña es una de las villas del alfoz de Burgos, y su nacimiento hay que buscarlo en los últimos años del siglo IX.
En el año 884 el rey Alfonso III de Oviedo ordena al Conde Diego Rodríguez que funde la ciudad de Burgos y la proteja con un castillo. Se cerraba así una línea defensiva que comenzaba en el Alto de la Brújula y concluía en el Pisuerga, más abajo de Pampliega. La ciudad de Burgos comenzó a crecer y a su amparo también un gran número de poblaciones en las orillas del río Ausines, con intención de ocupar todas las tierras de la sierra comprendidas entre las aguas del Arlanza y del Arlanzón. Fueron años de gran actividad en la zona, y bajo la dirección de los condes de la frontera, y en virtud de la Ley de la "pressura", los que primero llegaban se apropiaban de los campos abandonados, fundaban un nuevo pueblo y se constituían en concejo.
Ya existía por aquél entonces una villa llamada Saldaña y situada en la vertiente sur de los montes cántabros, era entonces cabeza de condado y girará muy pronto en la órbita castellana. De Saldaña, cabeza de partido al norte de la actual provincia de Palencia, provenían casi con toda probabilidad los fundadores de Saldaña de Burgos.
A pesar de la temprana aparición de Saldaña como villa del alfoz burgalés, el primer documento dedicado a ella es del año 1057, pero de fechas anteriores data otro documento que delata la anterior existencia de Saldaña porque hace referencia a Saldañuela. La villa de Saldaña de Burgos fue una población matriz fundado muy cerca de su término una localidad más pequeña a la que llamo Saldaña Menor o Saldañuela, que efectivamente existió y del que hoy queda el Palacio al borde de la carretera que une Burgos con Soria.
En el año 1044 se cita ya en un documento escrito a la villa de Saldañuela en una escritura del Monasterio de San Pedro de Cardeña en al que se detalla la venta de una viña en el término de Saldañuela, lo cual nos indica que era una villa poblada y perfectamente organizada y con más de un siglo de vida. Volviendo a Saldaña, encontramos documentación alusiva en un solemne y público documento que firma el rey Alfonso VI con varios obispos, abades y grandes personajes de la época como Rodrigo Díaz, el Cid Campeador. Tanto despliegue de "autoridades" se debe a que el rey entrega al Monasterio de San Pedro de Cardeña varios bienes, entre ellos la villa de Saldaña. Además de donar las poblaciones, lo hace con todos sus patrimonios y derechos, y exentas de impuestos. De esta manera el rey traspasa su suprema autoridad sobre la villa al abad de Cardeña. Entró así la villa de Saldaña en un régimen de abadengo que solía resultar siempre más beneficioso que el de realengo, conviertiéndose con los años en una villa próspera.
La historia de Saldaña llena páginas en el siglo XVI con la creación del dominio de Saldañuela en provecho de doña Isabel Cartagena Osorio, una controvertida dama (cuya tumba está en Sarracín) que vivió en la corte real desde jovencita donde se la relacionó con Felipe II. El resultado de su amistad antes de que él fuera nombrado rey hizo que ella acabara en la provincia de Burgos estableciendo su señorío en Saldañuela donde alzó un hermoso palacio de estilo renacentista. La vida de la dama, de la que hubo que aceptar su condición soberana, transcurrió disfrutando de sus privilegios y también ganándose el afecto de los habitantes de Saldaña.
Para ello Isabel fundó el convento de Trinitarios, hizo varios favores y adornó todas las iglesias con la flor de lis de su linaje, pero el señorío de la dama y el que ejercía el monasterio de San Pedro de Cardeña no mantenían buenas relaciones por cuestiones de jurisdicción. Por otro lado, la situación geográfica de Saldaña de Burgos hizo que sufriera muy de cerca las consecuencias de la Guerra de Independencia y de otros avatares; sin embargo también supo sacar provecho de esta situación estratégica. Al ser paso obligado para acceder a Madrid y a la Sierra contaba con buenas instalaciones para personas, animales y vehículos, y una gran parte de los habitantes del pueblo se dedicaban a estos menesteres, mientras que el resto trabajaban el campo, especialmente cultivando lino. En la actualidad el sector servicios sigue siendo la mayor ocupación de los habitantes de Saldaña.